martes, 11 de junio de 2013

DECISIONES (JORGE URRETA)

LA NOVELA: Carolina, la mujer de Eduardo Montero, famoso empresario farmacéutico español, acaba de morir de un cáncer. Su viudo se culpa de su muerte, convencido de que su excesiva dedicación al trabajo ha tenido algo que ver en la tardía detección de una enfermedad que podía haber sido evitada. El sentimiento de culpa le impide salir adelante.
Poco tiempo después, decide que tiene que hacer algo, para evitar perder totalmente a su mujer. Alquila una carísima cámara criogénica en Estados Unidos, en la que el cadáver reposará congelado hasta que la ciencia sea capaz de revivirlo y curar su cáncer. Y convencido de que la criogenización no es la solución definitiva, decide sopesar otras posibilidades. No tarda en entrar en contacto con diversos científicos, alejados de las investigaciones oficiales y las corrientes de pensamiento normales, que llevan tiempo experimentando con conceptos que parecen sacados de la ciencia ficción. Gracias a su dinero y su afán por probar cualquier cosa para recuperar a su esposa, termina aliándose con un científico ruso que afirma tener la solución definitiva.

EL AUTOR: Jorge Urreta (Bilbao, 1974), es informático y escritor.
Fue finalista del VII premio de relato "Yo Escribo" y del primer premio "Ovelles Elèctriques, de cuento de fantasía, terror y ciencia ficción", fallado en 2009 por el portal literario del mismo nombre.

Es también autor de varias novelas inéditas y relatos. Decisiones es su primera novela publicada.

FICHERO DE NOVELAS NEGRAS: 431.-VÍAS MUERTAS (SUSANA LÓPEZ)

Título: VÍAS MUERTAS
Autora: SUSANA LÓPEZ
Editorial: SEPHA
Trama: En un pueblo de la provincia de Segovia aparecen muertas, por tiros de escopeta, dos mujeres que acaban de bajarse del tren. Nada las une, salvo que son del mismo pueblo, la mujer mayor atendió a la menor en su nacimiento aunque luego no volvieron a coincidir en ningún momento y ambas tienen apellidos de origen vasco. Un inspector de policía que acaba de aterrizar desde Euskadi, de donde salió por sufrir un atentado, tendrá que bregar con un caso en el que, aparentemente, no hay ninguna pista y las pocas que hay parece que no pueden seguirse para no contrariar a su jefe.
Personajes: Argimiro Pérez, inspector de policía, separado, sociólogo e hijo de un dirigente sindical de izquierdas, eficaz en su trabajo e impetuoso cuando desea que un caso avance, el comisario Gámez, pelota con los superiores y despótico con sus inferiores, un hombre acomodaticio que sólo desea estar a bien con las "fuerzas vivas" de la provincia, Don Manolo, párroco del pueblo en el que aparecen asesinadas las dos mujeres, demasiado guapo para ser sacerdote, sobre todo cuando el voto de castidad empieza a ser insoportable, Reme, sobrina del comisario e impuesta por éste, como becaria, a sus agentes, mujer de carácter agrio y convencida de tener una inteligencia superior a la del reto de los mortales, García y Fuentes, agentes al servicio de Argimiro Pérez, leales a éste, el primero un hombre desastrado pero eficaz, el segundo un joven de buen corazón, preocupado sobre todo por cumplir con su trabajo al servicio de los ciudadanos, Begoña Echevarría, hermana de una de las mujeres asesinadas, exmonja que se retiró del convento para cuidar a su cuñado cuando su hermana le abandonó.
Aspectos a Destacar: Susana López saca a sus personajes del habitual entorno urbano en el que se desarrolla la novela negra, para llevarlos a un apacible pueblo de la España rural, que describe con mano firme en sus virtudes y defectos, con cierto aire, salvando las distancias de época, a las novelas de García Pavón, precursor del género policial en España, y con una historia que pese a su atipicidad y aparente sencillez es capaz de enganchar al lector.

La Frase: Cuando terminó la reunión, el inspector pensó si no hubiera sido mejor quedarse en Bilbao: allí, al menos, le trataban con respeto, tanto sus jefes y compañeros como todos aquellos que no podían verlo ni en pintura. Unos le temían, otros le despreciaban y algunos le odiaban y deseaban verle muerto, pero ninguno se hubiera atrevido a tratarle como el comisario. Sin duda, los policías del País Vasco las pasaban canutas por el riesgo elevado de su trabajo y si muchos les consideraban "perros", y de hecho así los llamaban cuando les gritaban "Txakurrak", era porque en la mente de quienes insultaban se asociaba la figura de los agentes a la imagen de un can de presa, fuerte, agresivo y temido, y no al caniche en el que su jefe le acababa de transmutar.